lunes, 21 de septiembre de 2009

Desmentidos.

Incorrecto que Jorge Herralde haya afirmado que los libros en España no sean caros porque cuesten menos que un Porche. El editor de Anagrama se refirió en realidad a un Ferrari Testarossa.

Falso que la cena de celebración del Premio Planeta le quitara a Fernando Savater el sabor a suela y nalga de su boca.

Incorrecto que la primera edición del Premio Planeta savateriano se esté pudriendo en las estanterías. Por lo general, estos libros son situados sobre mesas.

Falso que Juan Manuel de Prada no sea un pariente lejano de la mosca del vinagre: toda la vida en la Tierra está emparentada.

Falso que leer una novela de Javier Marías sea tan emocionante como la contemplación de una ostra haciendo footing.

Falso que la primera edición de El Fuego, segunda parte de El Ocho, de la autora Katherine Neville, se esté pudriendo en las estanterías. Para esto se requiere una humedad superior a la de las librerías españolas.

Falso que Álvaro Pombo se dedicara a leer a todos el final del Premio Nadal Llámame Brookling, durante su presentación, debido a su honradez y su rechazo a los premios amañados.

Falso que el esperanto utilizado por Javier Marías en sus “novelas” sea una nueva versión de la neolengua de 1984 promocionada por el Grupo PRISA.

Falso que pretender llamar a un parque “Manolito Gafotas”, cual libro de Elvira Lindo, equivalga a llamarlo “Parque Coca-Cola” o “Parque Don Simón”. Esto último aún estaría justificado.

Falso que, durante el último carnaval, Javier Marías y Arturo Pérez Reverte se disfrazaran de la mula Francis. Falso que a Pérez le tocara el mulesco trasero.

Falso que Juan Manuel de Prada haya refutado la Teoría de la Evolución mediante un ensayo de Chesterton. Tan sólo se trató de un hartazgo de sangre de Cristo.

2 comentarios:

  1. Ya veo, estimado lector iracundo, que le sorprenden los mecanismos de los premios literarios. Por tal motivo, es de mi agrado informarle que hay instituciones y editoriales cuyos procesos de selección de la obra ganadora son transparentes e incuestionables. Tal es el caso de los premios Casa América de ensayo y de narrativa que, en la pasada convocatoria, ganaron casualmente dos integrantes de la virtuosa generación mexicana del Crack, Jorge Volpi y Pedro Palou (bueno, este último sólo resultó finalista; ni modo, el rigor es el rigor). Las obras serán publicadas por editorial Planeta y por Debate.

    Cualquier sospecha que pueda suscitar que dos amigos ganen el mismo premio queda desmentida por el hecho de que los integrantes de la generación del crack, como prueba de compañerismo, nunca ganan premios de manera aislada. La prueba son justamente los premios que los lanzaron a la fama: el Seix-Barral y el Primavera, que ganaron Volpi e Ignacio Padilla.

    No resultaría ninguna sorpresa que dentro de unos 15 años el premio Nobel fuera adjudicado por primera vez a un grupo de amigos, y no a un solo escritor. ¡Enhorabuena!

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  2. Juan Manuel de rada sí tiene algo que ver con la mosca, porque últimamente te lo encuentras hasta en la sopa

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