Se cuenta que fue una vez Arturo Pérez Reverte a comprar el pan y que en la "Panadería Cervantes" le atendió un tal señor Francisco Umbral. Pérez Reverte clamó su pedido, que llevaba apuntado en una hojita:
-Deme dos barras de pan y, si tiene huevos, dos docenas.
Según parece, cuando Pérez salió por la puerta, portaba consigo dos docenas de barras de pan, y aquella noche cenó muchos bocadillos, pero sin huevos.