domingo, 31 de mayo de 2009

Elogio a La Fiera Literaria.


La Fiera Literaria es un famoso libelo del cual se habla poco, aunque cada vez más gente lo conozca.


Cada vez que contemplo un nuevo bombardeo mediático al lectorado, cada vez que veo encumbrado al escritor cateto de turno que dice tacos y hace ruidos con una mano en un sobaco, cada vez que oigo el último chanchullo de algún que otro premio literario amañado suele decaer mi ánimo; porque me gusta la literatura y veo que está siendo relegada por un hatajo de burdos y ramplones mediocres, colocados allí por gente que no debe de poder permitirse dar la palabra a auténticos intelectuales o, al menos, a seres humanos no próximos a un simio, tanta basura tendrán que ocultar y tanto necesitarán lo acérrimo de estos mediocres.

Quedan, sin embargo, unos pocos irreductibles galos con su poción mágica –la verdad-, dispuestos a continuar proclamándola urbi et orbi, a destapar la realidad sobre lo que se publica, se amaña y se trapichea hoy día. Unos pocos anónimos prestos a cargar contra la estulticia dictada por tantos medios de comunicación y propaganda, contra los bestsellers creados cuyas ventas nadie atestigua; contra las famas bombeadas mediáticamente por corporaciones que poseen editoriales y medios; los catetos entronados y bajo palio, cual salomones de pueblo; los cínicos editores y vendedores de basura; los amañadores de mentirosos premios literarios; los garrulos malhablados con sus columnas de palabrotas; los falsos profesores de ética que predican contra el ejemplo; los críticos vendidos que critican lo justo para seguir cobrando; los fatuos que estafan con su vacuidad a sus pobres lectores; y, los peores de todos: aquellos que, pudiendo hablar, callan todo lo anterior porque son unos cobardes a los que ya sólo les importa el dinero y su cargo mediático, porque renunciaron a la justicia y a la verdad en cuanto les introdujeron un fajo de billetazos arrollado en supositorio.

Y los que hablan contra estos medicados, los fieras, han tenido la bendita ocurrencia de utilizar el humor para ello y de hacerlo con inteligencia, poniendo de manifiesto toda la miseria de la cultura española. Así, se emplean en propinar mamporros dialécticos a todos aquellos venales falsarios que están usurpando la literatura porque se han creído que, al igual que ellos, es también una prostituta.

A veces mi ánimo decae y comienzo a creer que todo está perdido, que a nuestra literatura se la empeora cada vez más y que todos callan por su cobardía o porque les basta con cobrar un sueldo, pero, cuando veo o imagino a alguien de pie, vociferando y descojonándose de todo este hatajo de subnormales, entonces me doy cuenta de que no estoy solo, y siento yo también ganas de vociferar, no tanto por el ánimo que pueda infundir a otros para hablar sin miedo o por lo que pueda hacerles comprender sobre la verdad de lo que sucede, sino porque sé que es esto lo que debo hacer.

No estás solo.

“Tú, rey, tuviste esta visión: una enorme estatua, de extraordinario esplendor y terrible aspecto, comenzó a levantarse frente a ti. Su cabeza era de oro puro; el pecho y los brazos de plata; el vientre y los lomos de bronce; las piernas de hierro; y los pies, parte de hierro y parte de arcilla. Mientras mirabas, una piedra se desprendió de un monte, sin intervención de mano alguna, vino a dar contra los pies de la estatua, que eran de hierro mezclado con arcilla, y los pulverizó. Todo se hizo pedazos: hierro mezclado con arcilla, bronce, plata y oro; todo quedó pulverizado como la paja de la era en verano que el viento arrebata y se lleva sin dejar rastro. Pero la piedra que había chocado contra la estatua se convirtió en una gran montaña que llenó toda la tierra.”

Daniel 2 31-35

Que continúe el descojone.

miércoles, 20 de mayo de 2009

La bodriesca Maruja Torres.

Los afortunados oyentes de la programación matutino-dominguera de la Cadena SER, en concreto la de la mañana del 10 de mayo del presente año y particularmente el programa “A vivir que son dos días”, habrán asistido atónitos (o no tanto) a la siguiente declaración de la escritora mediática Maruja Torres:

“Yo soy parte bodrio”.

Intervención que fue secundada por la directora del programa en cuestión, la que se preguntó que por qué que nos (les) cuesta tanto reconocer que nos (les) gustan los bodrios.

Habrá que tener en cuenta esta refinación del gusto a la hora de escuchar futuras ediciones del programa.

sábado, 9 de mayo de 2009

Epigrama al corrupto Premio Planeta.

Es este Premio Planeta
un caso de corrupción
que no interesa a Garzón,
quien no le hace la puñeta.

Famoso unto anual
-cobarde es no decirlo-,
deshonesto y prometido,
dedocrático y banal.

Por cobardes, defendido;
por comercios, situado;
por mediáticos, callado;
por ignaros, adquirido.

Convoca a ministros y a reyes,
a catetos juntaletras,
¡a profesores de ética!
y a otros grasos amiguetes.

Pese al manchado pastón,
es del común conocido
que este premio fingido
no vale un churro mojón.