domingo, 31 de enero de 2010

La visión del lector.

“Tú, lector, tuviste esta visión: una enorme estatua, efigie de un escribidor, de gran relumbrón y terrible literatura, comenzó a levantarse ante ti. Tenía su cabeza (hueca) de oro espectáculo; el pecho peludo y los hombros vellosos, de plata mediática; la enorme panza y las fofas cachas, de bronce editorial; las pantorrillas varicosas, de hierro amiguista y mafioso; y sus olorosos pies con hongos, parte de hierro amiguista y mafioso y parte de arcilla literaria. Mientras gritabas, una piedra se desprendió de un monte, con intervención de mano anónima, vino a dar contra los pinreles del engendro, que eran de hierro amiguista y mafioso mezclado con arcilla literaria, y los hizo fosfatina. Todo se hizo puré: hierro amiguista y mafioso mezclado con arcilla literaria, hierro amiguista y mafioso, bronce editorial, plata mediática y oro espectáculo; todo quedó hecho papilla como el estiércol vacuno que en verano la canícula agosta al sol y la brisa reduce a una polvareda que arrastra sin dejar ni pizca. Pero la piedra que había chocado contra la estatua se convirtió en una gran montaña que llenó toda la tierra.”

¿Qué no sucederá con aquellos que ni arcilla ni hierro saben poner en sus obras, sino tan sólo una cacosa substancia de la cual podría decirse es inferior a una boñiga?

martes, 26 de enero de 2010

El nuevo churro de Dan Brown, a examen.

Tengo noticia de que el bestseller proclamado estas últimas Navidades por los medios de comunicación (El símbolo perdido, de Dan Brown) no es precisamente de una calidad pareja a la de un buen jamón serrano, sino que ésta parece tender a la de un blíster de chóped caducado.

Huelgan en Internet críticas a este nuevo producto bestsellerizado en nuestro país por la Editorial Planeta: una crítica acompasada de Clandestino Menéndez: Los enigmas obvios, y otra crítica cuasiacompasada del blog La realidad estupefaciente: El chirimbolo perdido.

Otra curiosidad, quizá conocida por el navegante, es la existencia de un generador de novelas de Dan Brown. Al contrario de lo que algún malpensado podría elucubrar, no es probable que Dan Brown utilice esta herramienta para fabricar sus novelas, puesto que la calidad fruto de la misma aventaja a la del experto en geografía española.

viernes, 22 de enero de 2010

Una (otra) gilipuertez de Javier Marías.

Aunque en su momento critiqué acompasadamente el discurso de ingreso de Javier Marías en la Real Academia de la Lengua, no puedo resistir la tentación de observar qué nos está diciendo nuestro especialista en esperanto favorito, como siempre, sin darse cuenta de lo que en realidad dice.

Discurso de ingreso en la academia. Pág.32:
“son tantas y tantas las personas de cuyo paso por el mundo no queda rastro ni la menor noticia que ¿qué sentido tiene conocer, recordar y conservar, en cambio, historias no acontecidas y personajes que jamás han pisado la tierra?”

Lo que, traducido del mariasno, viene a significar:
¿Qué sentido tiene conocer, recordar y conservar los soporíferos coñazos y superfluos personajes que describo yo, Javier Marías, en mis novelas, comparados con tantas y tantas cosas buenas que tiene la vida?

Quizá, efectivamente, tenga razón en lo que a su obra se refiere pero, quien semejante gilipuertez afirma, haría bien en tomarse la palabra a sí mismo y colgar la pluma.

miércoles, 13 de enero de 2010

Epigrama a Arturo Pérez reverte contra Francisco Umbral.

Arturo Pérez Reverte,
patriota testicular,
vomitó rencor a Umbral,
jactándose de valiente.

Mas, luego, Pérez Reverte
acercóse a El Mundo un día
y, ante cuatro preguntillas,
se salió cagando leches.

viernes, 8 de enero de 2010

Arturo Pérez Reverte al desnudo.

El video a continuación muestra a Arturo Pérez Reverte haciendo gala de su particular personalidad, explicando cómo valora él un libro y qué metodos utiliza, además de exhibir el respeto que siente por sus lectores y, sobre todo, por sí mismo.



lunes, 4 de enero de 2010

Arturo Pérez Reverte el ratoncito valiente.

Muchos recordarán la vomitona de rencor que Arturo Pérez Reverte creyó inteligente dedicar a Francisco Umbral, utilizando para ello su columna de ¿opinión?: «Umbral nunca tuvo nada que decir», «anda muy flojo de lenguas», «sus innumerables intentos frustrados de novelar», «el sexo turbio que impregna sus novelas; más turbio aún cuando imaginamos al propio Umbral practicándolo», «además de ser un periodista que nunca dio una noticia, de que en sus novelas y columnas no haya una sola idea, y de alardear de una cultura que no tiene», «A todo eso añade una proverbial cobardía física», «Cuando me responda, si tiene huevos».

En su vulgar zafiedad de adolescente chuloputesco, no previó Pérez que, cuando tomara el ascensor para descender de su vanidad, quizá alguien decidiera ofrecerle una contestación y, así, acudiendo a un encuentro digital en El Mundo, periódico de la entonces columna diaria de Umbral, y topando con ciertas preguntas alusivas, se vio obligado a tragarse sus testículos para resituarlos en su posición original.

A continuación hubo de hacer un esfuerzo para contener un explosivo y lubrificante apretón mientras abandonaba la redacción del citado periódico a todo correr, saltar y pedorrear, pues a cada paso su potencia muscular flaqueaba, liberando nuevas emulsiones a la par que Pérez lanzaba aullidos tales como: «No me cogeréis viiivooo», «contestadme si tenéis hueeevooos», desplazándose propulsado por sus propias ventosidades.

Hay quien hasta dice que no se terminó el café.

El correspondiente edificio hubo de ser ventilado para eliminar el olor de la valentía de Pérez o, como él diría, el olor de «sus huevos».