miércoles, 12 de noviembre de 2008

El héroe pedestre Pérez Reverte sufre una temible persecución.

El heroico denunciador Pérez Reverte vuelve a sorprendernos en su columna del XLSemanal (y en su web), esta vez con una aportación llamada a perpetuarse en la historia del periodismo español. ¿Qué denuncia Pérez? ¿Se trata del conflicto Palestino-Israelí?, ¿del hambre en el mundo?, ¿de los niños soldado?, ¿del trabajo infantil?


¡No! Se trata de algo mucho más importante.


Pérez está sufriendo una persecución. Tiene un archienemigo: un malvado que sitúa excrementos perrunos en su camino. Se trata, por supuesto, de algo personal, pues resulta evidente que todo excremento encontrado en la calle ha sido allí situado para fastidiar a nuestro ombligo favorito del universo.


Por ello, acosado por este implacable adversario, nos regala con esta columna trufada de onomatopeyas como: “plas”, “zaca”, “raaas” o “chof, chof”, calculando la distancia que separa a un excremento del siguiente, la capacidad de ciertos calzados para almacenar la materia y otras cuestiones propias de su elevada mentalidad.


Se trata sin duda de la denuncia de un columnista auténtico, de raza, y una de las que harán época.


Pérez se compara con Rambo: zigzaguea, se arrastra, avanza... ¡cuerpo a tierra! (chof) Lo que este nuevo Ulises, quizá comparable a Don Pelayo, no dice –pero a mí me consta- es que a partir de ahora portará un estoque con el que, para combatir la injusticia de este mundo, cercenará todo excremento perruno que se ponga a su mortífero alcance, dividiendo su masa y duplicando su número.


Ya se oyen retemblar, entrechocantes, las cachas perrunas de cientos de miembros de la especie canina.


Que se quite el Zorro donde esté Pérez.

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