Grupos de animales empiezan a organizarse, pertrechándose con materia para ocluir sus oídos. Una potente resistencia cultural comienza a aflorar en el agro, habiéndose abierto bibliotecas y repartido obras clásicas. Varios toros de lidia afilan su cornamenta contra piedras o árboles, y animales no cornúpetas memorizan críticas acompasadas con las que ahuyentar al autor. Se ha avistado una oveja con un bigote como el de Nietzsche y un cabreo de aúpa. Javier Marías no lo tendrá fácil y esta vez podría acabar depositado en un abrevadero o dos.
Quedan sin embargo algunos animales pacíficos como este. Y tú, pequeñuelo, ¿qué opinas de la vuelta de Javier Marías?
Si es que es verdad. Se trata de ese tipo de señores incapaces de no hacer partícipes a los demás de todas sus genialidades y cabreos (como vivir en la Plaza de la Villa de Madrid y esperar que no haya ruidos). Con razón padecen los pacíficos animalillos, atacados en su propio nicho ecológico por el logorreico vate. ¿Puede hacer algo el SEPRONA? Buf, me temo que no. Repartamos espadas láser y sea lo que Dios quiera.
ResponderEliminarCurioso lugar al que llegué tropezando, aunque no me agradé encontrarme vídeos en blogs que se presuponen de lectura.
ResponderEliminarSi Marías es ya algo aburrido de natural, tiemblo sólo de imaginármelo en el agro, rodeado de la cabaña bovina
ResponderEliminarYo pienso que la vuelta de este señor confirma lo que en su día dijo el maestro Bolaño: La carrera de las Letras en España está hecha para arribistas y lameculos.
ResponderEliminarY añadiría que para mediocres, pero lo de este tipo es más fuerte todavía. No es mediocre es repugnante esa "literatura de kalidá para jente hignorate"
Saludos, Iracundo!!