domingo, 10 de julio de 2011

Javier Marías da en el clavo... y se rompe un dedo.

En este post, aparte de decir las tonterías de siempre (que no sabe nada y que no se puede saber nada y que, cuando se sabe algo, es tan poco que no es nada, etc...), Javier Marías ha dicho algo un poco inteligente, lo cual llama la atención.

"El único consejo que yo siempre puedo dar a los escritores jóvenes o en ciernes es que no quieran convertirse en escritores como temo que hoy en día, al menos aquí en España, sucede a menudo. Es como si para alguna gente lo importante fuera volverse escritor porque es un tipo de figura pública que no está mal, que es relativamente apreciada y respetada, que se puede hacer un poco famoso y que incluso, con mucha suerte, puede ganar mucho dinero. Y tienen la sensación, a menudo, de que escribir los libros que se precisan para convertirse en escritor es un trámite necesario, pero engorroso. Esa es el actitud que veo en muchos jóvenes, que me parece mala".

Después de un primer aplauso, me pongo a pensar. Pero, un momento, ¿no es exactamente esto lo que tantos escritores adultos hacen? ¡Incluido Javier Rollopatatero Marías!

¡Pero si los protagonistas de este tipo se pasan sus novelas chocheando por el VIPS, escuchando rollear al Rey de España, mentalipajeando filosofías de cubo de basura y hablando sobre pollas en la boca!

¡Como si Javier Marías no se aplicara un bombín de bicicleta en los morros durante una hora antes de escribir!

Marías le da más al relleno que las napolitanas del Mercadona.

"Cuando revisó sus apuntes, encontró que con este libro habían pasado cinco meses seguidos, en los cuales solo pudo sentarse 20 días en la máquina de escribir (no usa computador). Luego, pasaron otros siete meses, en los que también solo trabajó 20 días".

¡Jajajajajjajajaja! ¡Este tío trabaja un puto mes al año! Y va el crack y chulea de que otros escriben por trámite. ¡Pero hombre, Marías! ¡Eso haces tú! ¡Esos otros al menos se sacan las manos de los huevos!

Pero es que a los blufs del Grupo PRISA hay que tratarlos como cervantitos.

Otra de las gilipuerteces que nos comenta es:

"Uno de los asuntos de esta novela es sobre la imposibilidad de saber nada a ciencia cierta".

Según se cuenta, cientos de miles de científicos en todo el mundo se han suicidado repentinamente al escuchar las palabras del sabio Marías. Millones de policías han dejado de buscar culpables para los crímenes: ¡misión imposible! Bomberos debaten a la entrada de los incendios sobre si la casa está o no en llamas. Los académicos ya no saben a ciencia cierta si deben limpiarse el culo.

¡Es el apocalipsis mariasno!

Marías, con cariño:

2 + 3 = 5

Puedes rimar y acabarlo. Y a ver si te esfuerzas un poquito más.

3 comentarios:

  1. Precisamente, el otro día un amigo me contaba su pasmo cuando leyó lo que Ballard ha escrito en un libro suyo: que el mundo del siglo XX no era real, que este era definido por el escritor. El posmodernismo sigue dando coletazos.

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  2. Hoy el mundo se lo inventan los medios de comunicación, que también se inventan a los escritores.

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  3. Vaya, realmente me he sentido ofendida con la última frase.

    Si bien las matemáticas son fundadas bajo un sistema de axiomas que podrían ser a capricho del matemático, esto no es así. Lo que se hace es establecer los axiomas de manera que estos concuerden con nuestra realidad circundante. Me podrían preguntar acerca de los imaginarios y la realidad, pero estos son una consecuencia de lo establecido, no por gusto nuestro.

    Algún día leeré uno de los libros del señor Marías (aunque sea por morbo).

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