Antaño fue el Premio Nadal
un gran premio literario:
Laforet, Delibes, Umbral
no fueron un mal muestrario.
Mas Destino Editorial
por Lara, el mandatario,
fue englutida, ¡qué mal!,
en su grupo planetario.
“No entiendo el Premio Nadal”,
exclamó el muy perdulario,
“¡que lo elija un comercial!”,
dictó, ya, totalitario.
“¡Así venderá un quintal!”,
pensó, incauto y nefario,
“¡venga, en marcha, personal!”,
y corrió el personal, gregario.
Y así hoy el Premio Nadal
reúne a un corrupto bestiario:
Etxebarría, Torres, ¡letal
fauna de veterinario!
Y es que este Premio Nadal
es un premio agropecuario.
Ahora también podríamos hacerle un poema similar al premio Herralde. ¿Qué os ha parecido su última edición? Vergonzante.
ResponderEliminarJuan Toré
Hermosa manera de denunciar las miserias de nuestra seudocultura. Yo todavía tengo esperanzas; quién sabe, puede que antes de lo que pensamos caiga la bestia.
ResponderEliminarUn saludo
Anónimo-Toré: no he oído mucho sobre el último Herralde.
ResponderEliminarMercedes: gracias.