lunes, 4 de enero de 2010

Arturo Pérez Reverte el ratoncito valiente.

Muchos recordarán la vomitona de rencor que Arturo Pérez Reverte creyó inteligente dedicar a Francisco Umbral, utilizando para ello su columna de ¿opinión?: «Umbral nunca tuvo nada que decir», «anda muy flojo de lenguas», «sus innumerables intentos frustrados de novelar», «el sexo turbio que impregna sus novelas; más turbio aún cuando imaginamos al propio Umbral practicándolo», «además de ser un periodista que nunca dio una noticia, de que en sus novelas y columnas no haya una sola idea, y de alardear de una cultura que no tiene», «A todo eso añade una proverbial cobardía física», «Cuando me responda, si tiene huevos».

En su vulgar zafiedad de adolescente chuloputesco, no previó Pérez que, cuando tomara el ascensor para descender de su vanidad, quizá alguien decidiera ofrecerle una contestación y, así, acudiendo a un encuentro digital en El Mundo, periódico de la entonces columna diaria de Umbral, y topando con ciertas preguntas alusivas, se vio obligado a tragarse sus testículos para resituarlos en su posición original.

A continuación hubo de hacer un esfuerzo para contener un explosivo y lubrificante apretón mientras abandonaba la redacción del citado periódico a todo correr, saltar y pedorrear, pues a cada paso su potencia muscular flaqueaba, liberando nuevas emulsiones a la par que Pérez lanzaba aullidos tales como: «No me cogeréis viiivooo», «contestadme si tenéis hueeevooos», desplazándose propulsado por sus propias ventosidades.

Hay quien hasta dice que no se terminó el café.

El correspondiente edificio hubo de ser ventilado para eliminar el olor de la valentía de Pérez o, como él diría, el olor de «sus huevos».

1 comentario:

  1. Hola, sr. lector iracundo. No sé cómo hace algún tiempo que llegué a su blog, y de vez en cuando le echo un vistazo. Esta vez sí, me decidí a dejarle un mensaje. Este post suyo es genial. Yo siempre pensé que la fantasmada de Pérez Reverte con Umbral, fue literalmente eso, una fantasmada. Quizá cree que él mismo es un personaje que él ha creado. Muy egocéntrico, muy ególatra. ¿Se habrá parado analizar este señor qué lectores son aquellos que devoran sus novelas? En fin... ¿habría tenido huevos de hablarle así a un premio Nobel como García Márquez? ¿A Borges? ¿Pío Baroja? ¿Vargas Llosa? ¿Cortázar? ¿Hemingway? Este tipo juega en la tercera regional por mucha caspa que venda...

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