Aunque en su momento critiqué acompasadamente el discurso de ingreso de Javier Marías en la Real Academia de la Lengua, no puedo resistir la tentación de observar qué nos está diciendo nuestro especialista en esperanto favorito, como siempre, sin darse cuenta de lo que en realidad dice.
Discurso de ingreso en la academia. Pág.32:
“son tantas y tantas las personas de cuyo paso por el mundo no queda rastro ni la menor noticia que ¿qué sentido tiene conocer, recordar y conservar, en cambio, historias no acontecidas y personajes que jamás han pisado la tierra?”
Lo que, traducido del mariasno, viene a significar:
¿Qué sentido tiene conocer, recordar y conservar los soporíferos coñazos y superfluos personajes que describo yo, Javier Marías, en mis novelas, comparados con tantas y tantas cosas buenas que tiene la vida?
Quizá, efectivamente, tenga razón en lo que a su obra se refiere pero, quien semejante gilipuertez afirma, haría bien en tomarse la palabra a sí mismo y colgar la pluma.
Este hombre ignora que los buenos personajes y las buenas historias son como un compendio, un resumen, un reflejo de muchas, una fotografía de la Humanidad en un momento de la historia.
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