sábado, 26 de noviembre de 2011

Fernández Mallo: de remakes sin permiso y manifiestos capullos.

Hace semanas hemos sabido de la última nocillada perpetrada por Agustín Fernández Mallo. A este sujeto, que en su nivola Nocilla Lab se autocalifica como "paleto" (para beneplácito del lector), se le ocurrió la brillante idea de publicar un libro con el siguiente título:

El hacedor (de Borges), Remake.

Solo una cara dura cual adamantium podría soportar la presión de titular así su novela:
1) Título idéntico al original.
2) Utiliza chupóteramente el nombre de Borges.
3) Explicitud en cuanto a la utilización del texto original: remake.

Obviamente la titular de los derechos, María Kodama, que ni siquiera había sido consultada, ha ejercido su derecho de veto, y Alfaguara ha retirado el libro cagando leches. Ahora deben de estárselo leyendo por primera vez, dándose palmadas en la frente.

Pero he aquí que existe un grupo de jóvenes vengadores descontento con la situación: los batboys de la literatura española (o lo que queda de ella). Y han decidido darle una lección a María Kodama: ¡han escrito una carta de protesta!

El lector podrá leerla atónito en el blog de Alberto Olmos. Entre sus firmantes se destacan productores audiovisuales, profesores de Bioquímica, músicos, periodistas, pintores, publicitarios, pescaderos, butaneros y siervos de la gleba. La mayoría son compañeros de copichuelas que no han puesto ni su profesión. Por cierto, Lengua de Trapo tiene dos editores (yo creo que son pocos). Y hay uno que firma como "escritor en euskara" (¡soy especial!).

Tampoco faltan nombres propios mayúsculos como Rosa Montero, Belén Gopegui y los niñatos de siempre subiéndose unos encima de otros para chupar cámara. Debió de haber quien pensaba que esto era el bombazo literario del siglo. El caso es que se trata del copypaste de siempre, pero haciendo como que no pasa nada. Ana Rosa Quintana revisitada. Pero sin negro (supongo).

La retirada de circulación de la novela habla por sí misma. ¿A quién gandumbas se le ocurre hacer un remake de una obra con derechos vigentes? ¿Y fusilar fragmentos de la misma? ¿Y tener la diamantina jeta de cascar el nombre de su autor para utilizarlo en beneficio propio? ¡Que ya somos mayorcitos, hombre!

Si yo me bajo libros y películas, pero no me lucro vendiendo sus remakes.

Imagine el navegante que un joven autor decidiese publicar novelas con títulos como aquestos, fusilando fragmentos de las susodichas novelas o nivolas:

-Deseo de ser punk (de Belén Gopegui), Remake.
-El talento de los demás (de Abeto Olmos), Remake.
-La ciudad feliz (de Elvira Navarro), Remake.
-Alba Cromm (de Vicente Luis Mora), Remake.

Aparte del terror que ello suscitaría, presuponga que los remakes generasen lucro abundante. ¿Cuál sería la respuesta de la editorial y el autor correspondiente?

a) Poner cara de tontolaba diciendo lo mucho que le gusta y cuánto se siente halagado.



b) ¡ME RRRROBBBAAAAAAANNNNNN! ¡QUIERO MI PAAAARRTTTTEEEE! (Espumarajo bucal uno). ¡COBRRRAAARRRR PORR MI TRAAABAAJJOOOOO! (Espumarajo bucal dos). (Ataque epiléptico chupacámaras).


Proximamente se piratearán en este blog las novelas de todos los firmantes del manifiesto.

1 comentario:

  1. Vaya, y yo que pensaba editar un disco, "La 5º de Beethoven, refried", ahora me salen con estas bobadas de los derechos y los permisos, con lo contento que se iba a poner don Ludwig...

    ResponderEliminar

Comentar: