domingo, 16 de octubre de 2011

El cine español compra sus propias entradas. ¿Y la novela española?

Leído en las memorias de Alfredo Landa, que publica Alfaguara (página 22).

Tú te preguntarás: ¿cómo llegas a recaudar en dos semanas esos trescientos mil euros de taquilla para recuperar el 33 por ciento del presupuesto? Pues es muy fácil, aunque haya gente que no se lo crea: comprando las entradas.
Que sí, hombre, que sí, que la mitad de los productores las compran. La tira de entradas compran. Hombre, evidentemente no van al Capitol y le dicen a la taquillera: «Póngame una ristra que aquí traigo diez millones».
Tienen sus canales, sus contactos con los exhibidores.
En España hay cinco mil cines, que a este paso pronto se quedarán en la mitad o menos, y se organiza un red de compra de butacas en Oviedo, en Carcagente y en Villanueva de la Jurisdicción, qué sé yo. Hacerse, no sé exactamente cómo se hace, pero vaya, ellos mismos me lo han contado, es práctica habitualísima. Un negocio redondo. Y lo acojonante es que ni aun así despega el sector.

...

Pues a ver si le cierran el grifo a estos chupópteros.

La cuestión sería que se está haciendo exactamente lo mismo con la novela española. Mucho se ha comentado de primeras ediciones que se venden de saldo al poco de salir, en librerías especializadas en este tipo de liquidaciones. Los premios literarios también se encuentran en las bibliotecas, de dos en dos y de tres en tres.

¿Por qué no dejarán de vender los libros de sus amiguetes y nos dan lo que queremos? Los amiguetes de un señor editor, del presidente de Planeta, o de los agradecidos estómagos que gañanean en los suplementos culturales le importan un bledo al lector español.

¿Y por qué el contenedor de reciclaje de papel de mi calle está lleno de ejemplares de la última novela de Javier Marías?

No me extraña que PRISA quiebre.

6 comentarios:

  1. Concordando, a ver si les cierran el grifo.

    Iracundo, ríase usted de la comentada censura franquista al lado de la que se tiene aquí montada desde que funciona eso que llaman parlamento y votamos libremente cada cuatro años.

    ¿Por qué tanta novela histórica, ese gran coñazo cuando no lo hacen Alejo Carpentier o Ramón J. Sender? Bueno, es que ¡cualquiera sigue el ejemplo de Galdós y se pone a hacer novela realista! Sería convertido rápidamente en pienso para pollos.

    Con toda libertad y toda democracia.

    O no, no sería necesario. Bastaría con no meterlo en la industria y azuzar a los de la industria contra él. En la industria andan los siervos de la gleba, y ya se sabe que aquellos currantes valían igual para un roto que para un descosido que para una novela histórica.

    (Otro día hable usted de la novela española que no se escribe en español. La hay, se imprime por miles de volúmenes y la lee aún menos gente.)

    ¡Salud y fuera grifos!

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  2. Relacionado con esto, quizás te interese lo que ocurre con las tiendas especializadas en cómics y las series publicadas por Planeta.

    http://www.untebeoconotronombre.com/archive/2010/mas_vale_pajaro_de_presa_en_mano_que_clasicos_dc_volando.html

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  3. Alonso: No conozco la novela española que no se escribe en español, ¿alguna referencia?

    Ozanu: Por lo que veo no permiten devoluciones. Es señal de que no se fían de ir a vender un pimiento.

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  4. Iracundo, no pretendía ser misterioso. Novela española que no se escribe en español es toda la que se escribe en gallego, en vasco, en catalán y en valenciano. Me temo que puede empezar a haberla (o quizá ya la haya) en asturiano, en leonés, en aragonés, en riojano, en extremeño, en manchego, en murciano, en canario y en andaluz.

    No cometeré el desatino de apuntarte "autores de referencia", aunque los hay. Todos viven perfectamente alimentados por el chorro de euros de la construcción cultural nacionalista.

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  5. Inmaculada Concepción22 de octubre de 2011, 13:46

    Pues por poner un ejemplo, Orwell en España, Homenaje a Cataluña y otros escritos sobre la guerra civil, en Tusquets Editores, de George Orwell.

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  6. Estaba empezando a pensar que la auténtica novela española se escribía en alemán debido a la corrupción del sector.

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